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Casualmente estaba leyendo el libro de Paul Auster y Spencer Ostrander Un país bañado en sangre cuando me entere Este lunes, que una vez más, se ha repetido una triste y dolorosa historia en Estados Unidos de un baño de sangre contra gente inocente. En esta ocasión, una mujer que se identificaba como transgénero, Audrey Hale, ha asesinado a seis personas en una escuela privada de educación religiosa cristiana en Nashville, Tennessee.
Los hechos según narran las informaciones de los diferentes medios de comunicación, son una repetición de los tantos que hemos visto a través del tiempo en los Estados Unidos, la única variante sería que en lugar de un hombre fue una mujer que llegó por la mañana al colegio Covenant, donde los estudiantes van desde preescolar hasta sexto grado. Sin ninguna razón y sin importarle para nada la vida humana mató sin piedad a las seis personas que se consiguió en su camino; tres niños y tres adultos.
La policía informó de que los agentes abatieron a tiros a Hale tras el ataque, que ha dejado una vez más una estela de dolor y sufrimiento en la comunidad. Además, se está investigando el motivo del ataque, aunque para sorpresa de todos, Hale, estaba en tratamiento psiquiátrico, lo que hace preguntarnos ¿Cómo es posible que una persona en tratamiento psiquiátrico se le permita comprar armas de fuego? y lo más preocupante, que se las vendan sin ninguna restricción.
Este triste episodio es solo uno más en la epidemia de violencia armada que asola Estados Unidos. La facilidad para adquirir armas en el país es una de las principales problemáticas que se señalan como causa de este tipo de sucesos. El derecho a portar armas está protegido por la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, lo que hace que la regulación del uso de armas sea muy laxa en comparación con otros países desarrollados.
A pesar de que estos hechos se repiten con una frecuencia alarmante, la discusión sobre la regulación de armas sigue siendo un tema muy controvertido y polarizado en el país. La mitad de la población justifica el uso de las armas para autodefenderse y la otra mitad es del criterio que hay que prohibirlas.
La autora actuó con premeditación como lo demuestra un mensaje de despedida en el que avisaba que probablemente fuera su último día de vida, aunque no explicó los motivos por los que planeaba abrir fuego en su antiguo colegio.
La nota dice textualmente ”Esto es básicamente una nota de despedida. Espero morir hoy. Probablemente, sabrás de mí después de que muera”. Lo que demuestra la frialdad del actuar de Audrey Hale en la nota que le dejó a su compañera de básquet, Averianna Patton, a las 9.57 de la mañana, minutos antes de entrar a la escuela y abrir fuego. ”Este es mi último adiós, los amo. Nos volveremos a ver en otra vida”, agregó Hale, según reprodujo la agencia de noticias Ansa.
Paul Auster en el libro que mencioné al principio de estas líneas, es claro al advertir de la grave situación de las armas en los Estados Unidos e incluso narra como su abuela mato a tiros a su abuelo cuando su padre tenía solo seis años, algo que marco a toda la familia durante décadas.
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